Sin duda los dos aspectos que mas han influenciado la calidad de la uva este año han sido por un lado el adelanto de ciclo fenológico con respecto a un año normal, en algunos momentos del año ha llegado a ser incluso de 2 semanas de adelanto debido a las excepcionalmente altas temperaturas de la primavera y por otro lado las elevadas lluvias del mes de junio.
Este adelanto del ciclo vegetativo y madurativo se ha ajustado caprichosamente a los deseos que cualquier viticultor hubiera expresado como regalo en su fiesta de cumpleaños: por un lado una brotación adelantada y extremadamente rápida que evita que cualquier tipo de plaga pueda suponer un problema en un momento en que la planta se encuentra especialmente débil y por otro lado un adelanto que ahora y debido a las bajas temperaturas de julio se ha adecuado a un ciclo normal haciendo que la vendimia se prevea en lo días habituales en los que su especial climatología con mañanas frescas y días templados son esenciales para la acumulación en la uva de aromas y moléculas de color.
No sólo la climatología ha sido benévola en los momentos ya comentados anteriormente, si no también con las elevadas lluvias de junio, momento en que se da la floración y en el que las temperaturas bajas y las lluvias tienen como consecuencia que se produzca una baja tasa de cuajado y por tanto una baja producción de uva. Lejos de parecer un inconveniente, una producción escasa asegura una alta calidad de uva y como estamos pudiendo comprobar en los seguimientos de maduración, este año no va a ser una excepción a esa regla y con la venia del clima en las semanas venideras todo hace indicar que nos encontraremos ante una cosecha de calidad indudable que disfrutaremos todos los amantes del vino.
Este adelanto del ciclo vegetativo y madurativo se ha ajustado caprichosamente a los deseos que cualquier viticultor hubiera expresado como regalo en su fiesta de cumpleaños: por un lado una brotación adelantada y extremadamente rápida que evita que cualquier tipo de plaga pueda suponer un problema en un momento en que la planta se encuentra especialmente débil y por otro lado un adelanto que ahora y debido a las bajas temperaturas de julio se ha adecuado a un ciclo normal haciendo que la vendimia se prevea en lo días habituales en los que su especial climatología con mañanas frescas y días templados son esenciales para la acumulación en la uva de aromas y moléculas de color.
No sólo la climatología ha sido benévola en los momentos ya comentados anteriormente, si no también con las elevadas lluvias de junio, momento en que se da la floración y en el que las temperaturas bajas y las lluvias tienen como consecuencia que se produzca una baja tasa de cuajado y por tanto una baja producción de uva. Lejos de parecer un inconveniente, una producción escasa asegura una alta calidad de uva y como estamos pudiendo comprobar en los seguimientos de maduración, este año no va a ser una excepción a esa regla y con la venia del clima en las semanas venideras todo hace indicar que nos encontraremos ante una cosecha de calidad indudable que disfrutaremos todos los amantes del vino.
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